26.7.06

Autorretrato II

por Teresa Rodríguez

“Me gusta viajar; a decir verdad, sólo me gusta viajar. Siempre he sido un buen viajero y un mal llegador como afirma Bernhard de sí mismo. Me gusta estar de viaje, esto es, en ninguna parte”. Leo con atención las palabras de Imre Kertész en su relato Expediente, sentada en un balcón del hotel. Dentro, Samuel duerme. Escribo de nuevo sobre el cuaderno con la portada de Van Gogh (mientras pienso que se empieza a convertir en una especie de diario de viaje); viéndolo bien, es un poco kitsch, como esos vestidos que tienen estampado a Botticelli o a la Monalisa o los mandiles (pieza hasta ahora inexistente en nuestra casa) con el David, las partes nobles del David de Miguel
Ángel). Escribo lo siguiente, en forma desordenada, inconexa:
Cada vez estoy más convencida que no hay nada más autognótico que un viaje.
Hay viajes de todo tipo: ácidos, ecuestres, superficiales, aéreos, turísticos, de negocios, malos, imprescindibles, catárticos, sorprendentes. Todos, creo, comparten una característica: nos regalan una nueva posibilidad de “recrear el yo” en cualquiera de las acepciones que esta frase pueda encarnar.
Una posibilidad, entre otras, es recordar (el recuerdo es ya por sí mismo una recreación). “...El recuerdo es saber, vivimos para recordar nuestro saber, porque no podemos olvidar cuanto sabemos, no temáis, niños, no se trata de ninguna *obligación moral*, no, por favor, simplemente no está en nuestras manos, no podemos olvidar, hemos sido creados así, vivimos para saber y para recordar y tal vez, incluso con toda probabilidad y hasta casi con total seguridad, sabemos y recordamos para que alguien se avergüence de nosotros ya que nos ha creado, sí, recordamos para él, exista o no exista...” (de nuevo Kertész, pero en otro libro, una novela... Kaddish por un hijo no nacido).
Recordar que las posibilidades que elegimos no serán nunca enteramente satisfactorias. Elegimos permanecer, casi siempre, fieles a la inercia de lo cotidiano, al plan de ruta trazado por nuestro padres, por los padres de nuestros padres, por los padres de los padres de nuestros padres. Elegimos las instituciones: el colegio, la universidad, el matrimonio, el salario. Elegimos la casa: la ciudad de siempre, el país de siempre, la lengua. Elegimos la continuidad: levantarse cada lunes al trabajo, tres comidas al día, la cama con sábanas y almohadas limpísimas.
En el viaje encontramos las renuncias forzadas, el tiempo discontinuo, lo fortuito, la tristeza de lo pasajero pero también su ebriedad. Y ante estas posibilidades que hemos relegado a ciertos días de viaje nos golpea la certeza de que la felicidad, o eso que nos dijeron o que nosotros entendimos que era la felicidad no existe. No existe algo así como un sentimiento continuo de satisfacción más o menos perdurable. En mi experiencia, cada vez me cuesta más entender el “yo” como un haz de percepciones, pensamientos, sucesos acaecidos. No puedo concebir, por ejemplo, que mañana, después del viaje, tenga que enfrentarme a la descarnada cotidianidad de la madre de familia, o que dentro de tres semanas vuelva a ocuparme de los absurdos de la burocracia universitaria (absurdos de los cuales formo parte integral). Me da pena y enfado saber que este momento, el permanecer sentada fuera de un cuarto de hotel, es sólo una especie de erupción momentánea, febril, que quedará anulada por todas las satisfacciones de lo institucional, del hogar, de lo continuo; y por todas las insatisfacciones también. Sin embargo, pese a que la felicidad como continuo no existe, encuentro otro de sus modos, uno que me recuerda al monstruo pertinaz de la esperanza, a la ebriedad; pero sobre esto me gustaría hablar más adelante, en otro viaje, tal vez....

°SB

No hay comentarios.:

Semateka B es un colectivo de personas interesadas en expresar su visión sobre sí mismos, los escenarios que pisan, los universos que violentan. Semateka B es principalmente un grupo de amigos y conocidos poniéndose al tanto entre ellos mismos sobre sus vidas. Semateka B debe ser siempre una práctica fundamentamentalmente libre, sin censura.

Acerca de mí